La salud y el crecimiento del bebé dependen en gran medida de la alimentación que recibe en su primer año de vida. La OMS (Organización mundial de la salud) recomienda la lactancia materna en los primeros seis meses de vida para luego usarla como un complemento hasta los dos años, también, en el transcurso de su primer año es oportuno comenzar a introducir algunos nuevos alimentos a su dieta.
Lactancia materna
La leche materna es el primer alimento en los primeros meses y el más importante, ya que contribuye directamente al desarrollo, protege al niño de algunos tipos de alergias e intolerancias alimentarias. Además, fortalece el vínculo madre-hijo. La lactancia debe iniciarse en la primera hora después del nacimiento ya que al nacer los bebés suelen estar bastante despiertos lo que favorece esta situación.
No se recomienda un horario estricto de alimentación ya que es el bebé quien debe pedirlo, aunque en general la alimentación en los primeros días será cada dos o tres horas hasta que pasados los días estos lapsos de tiempo se irán alargando. Si la lactancia materna no es posible por las razones que sean, la lactancia artificial es un método igual de recomendado.
Lactancia artificial
Las fórmulas del tipo 1 son las adecuadas durante los primeros 4 y 6 meses del bebé y será el pediatra quien indique cuando será el momento de efectuarse un cambio en la fórmula, del mismo modo que con la lactancia materna, este tampoco debe darse bajo horarios y sí a petición de bebé y en las cantidades que este considere necesarias, no se debe obligarle en ningún momento a ingerir de más.
Llegados los 6 meses en general es momento de cambiar a la fórmula tipo 1 por la de tipo 2 que complementará las nuevas necesidades nutricionales en el desarrollo del bebé.
Introducción de alimentos sólidos
Introducir nuevos alimentos en la dieta del bebé debe hacerse por separado, es decir, estos no deben mezclarse entre en sí y es recomendable dejar lapsos de tiempo de varios días entre uno y otro. Estos deben dársele en cantidades pequeñas que irán creciendo paulatinamente para que el bebé se acostumbre.
- Frutas: Es bueno incluir manzana, plátano, naranja o pera, en las primeras papillas y se ofrecerán entre los 4 y 6 meses. Las frutas con mayor probabilidad de desencadenar alergias como la fresa y el melocotón, no deben darse antes del año de vida.
- Verduras: La papa, la zanahoria o el calabacín pueden incorporarse a partir de los 6-7 meses en forma de puré. Al elaborarlo, se puede añadir un chorrito de aceite de oliva, pero no es aconsejable condimentar con sal. No es aconsejable introducir: espinacas, coles, repollo o la remolacha antes del noveno mes.
- Cereales: Los cereales sin gluten como el arroz y maíz pueden introducirse entre los 4 y 6 meses. Se preparan disueltos en leche materna, leche de continuación o agua. Los cereales con gluten (avena, cebada, centeno y trigo) no deben incorporare antes de los 6-7 meses.
- Huevo: La yema de huevo cocida puede ofrecerse a partir de los 9-10 meses. La clara o el huevo entero no debe ser incorporado hasta los 12 meses. Se recomienda no dar al bebé más de 2 o 3 huevos a la semana.
- Carne: El pollo, y las carnes rojas se incluirán progresivamente en el puré de verduras a partir de los 6-7 meses. El cerdo por el contrario debe esperar.
- Pescado: Debido a su alta capacidad alergénica, no debe introducirse antes de los 9-10 meses. Comenzar añadiendo pescado blanco cocido al puré de verduras.
- Legumbres: Se introducirán en pequeñas cantidades a los 15-18 meses.
- Leche de vaca: Las leches de fórmula son adecuadas hasta los 2-3 años, pero a partir de los 12 meses el niño puede tomar leche entera de vaca. Los derivados lácteos como yogurt y queso también pueden formar parte de la alimentación del bebé.
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