El nacimiento de un bebé te pone a prueba de diferentes maneras, tanto a nivel hormonal, físico, emocional, psicológico y químico. Y debido a esto, es posible que te sientas muy fatigada, emocionada, frustrada, preocupada y radiante al mismo tiempo. Esta mezcla de sentimientos puede hacer que te sientas muy estresada.
Por eso es tan importante que te cuides, y más aún durante los primeros meses. Te daremos algunas sugerencias, que te pueden servir:
Descansa: Duerme tanto y tan a menudo cuanto puedas, ya que la falta de sueño hará que todo parezca aún más difícil. Si tu bebé no te deja dormir de noche, duerme durante el día mientras el pequeño se echa una siesta. Aunque no logres conciliar el sueño, el simple hecho de cerrar los ojos y respirar profundamente te ayudará a relajarte. Este no es el momento de recibir visitas, escribir tarjetas de agradecimiento o limpiar la casa. El sueño es indispensable, y es la forma natural que tiene nuestro organismo de recuperarse y mantenerse funcionando a tope.
Aliméntate bien: Evita la comida chatarra, la cual puede provocar cambios muy rápidos en el nivel de azúcar en la sangre, aumentar tu ansiedad y hacer que te dé un fuerte bajón después de que se te pase el primer efecto de satisfacción. Evita también el alcohol, un depresivo asociado con trastornos del sueño, y la cafeína, un estimulante que puede provocar ansiedad e interferir con los patrones de sueño.
Haz ejercicios moderados: Caminar de 20 a 30 minutos, dos o tres días a la semana es lo ideal. Si no logras incluir caminatas en tu rutina, procura andar o subir y bajar escaleras siempre que puedas. Cuando salgas a hacer mandados sola o con el bebé, por ejemplo, estaciona un poco más lejos y aprovecha para estirar las piernas.
Haz tiempo para ti misma: No es ningún lujo o egoísmo, sino que es indispensable para tu bienestar emocional. Un baño al final del día, una hora leyendo un buen libro, una película por la noche, o una manicura de vez en cuando son pequeños "regalitos" de gran valor que te puedes dar a ti misma. Lo importante es que consideres tu propio bienestar una prioridad. Haz una lista de las cosas que te gusta hacer y "regálate" una o varias de ellas en los días que necesites subir el ánimo.
Reserva tiempo para tu pareja: Cuando nace el bebé nuestras vidas se centran en las necesidades del pequeño, y a menudo olvidamos la falta que nos hacen esos momentos que antes compartíamos con nuestras parejas. Es esencial buscar tiempo para los dos. Salgan a caminar cogidos de la mano. O llamen a una niñera y vayan juntos a cenar o ver una película. Ríanse juntos de algo divertido. Esos ratos a dos son esenciales para tu relación. Muchas veces las uniones más fuertes son aquellas que han pasado la prueba de los primeros meses después del nacimiento de un bebé. Recompénsate a ti misma y a tu pareja disfrutando juntos todo el tiempo que puedan.
Obtén ayuda: Puede que tengas la suerte de tener a familiares y amigos que viven cerca (o que han venido de lejos) para ayudarte con el bebé. Si es así, aprovéchalos y no dudes en solicitar su ayuda. Pero si no cuentas con esa posibilidad, tendrás que buscar apoyo en otras partes. Puedes contratar a alguien que te ayude un par de días a la semana, o llamar en ocasiones a una vecina o compañera de trabajo de confianza si tienes que salir a un recado o simplemente descansar un rato.
No hay comentarios:
Publicar un comentario