A la vuelta del hospital con el niño
apenas nacido, todas las mamás experimentan una sensación de
inseguridad, sobre todo, a la hora de asear al niño.
Aunque el bebé se puede bañar
desde el primer día, si se decide no meterle en la bañera hasta la
caída del muñón umbilical (de media, a los 7-10 días después de nacer),
la higiene del bebé debe realizarse con esponjas empapadas en agua
templada, con las que se limpia todo el cuerpo, a excepción de la zona
del cordón umbilical.
La
higiene del bebé es muy importante y necesaria, no sólo porque hace que
el pequeño se sienta más fresco y limpio, sino también porque es uno de
los pilares para mantenerle sano y evitar muchas complicaciones. El
baño puede ser, además, la oportunidad ideal para los papás para
estrechar su intimidad con el bebé, del mismo modo que la mamá lo hace
con la lactancia.
Mantener la higiene correcta en sus ojitos, nariz y boca es esencial
para que el niño se sienta a gusto. La piel y el cabello también se
beneficiarán de una correcta higiene, ya que utilizar los productos
adecuados para el baño y llevar una buena rutina de su higiene,
favorecerá la salud de su piel y cabello.
¿Cuándo conviene bañar al bebé? Mejor
alternativa que el baño sea antes de acostarlo a dormir, ya que lo
relajará y seguramente dormirá mejor después de toda esta actividad. Es
fundamental contar con todo lo necesario para el baño del bebé, y poder
de esta manera transmitirle una sensación de bienestar y serenidad a tu
hijo.
¿Cuál es el equipo necesario para el baño? Como
primera medida debes tener bien claro que el baño del bebé debe ser en
primer lugar un momento de placer y en segundo lugar de higiene. Pasar
un rato todos los días sumergido en agua cálida relajante y refrescante
será el momento ideal para un contacto especial entre la mamá y el bebé,
donde el padre también podrá participar.
Consejos para el bañoLos
baños se realizan para eliminar las impurezas que haya adquirido el
bebé en su piel o cabello durante el día. Pero además sirve para crear
un lazo afectivo con su progenitor e incluso inducir al infante en un
estado de bienestar. Por ello, se recomienda que el baño se realice
justo antes de que el bebé se vaya a dormir, consiguiendo que se relaje y
le ayude a conciliar mejor el sueño.
La temperatura ambiente de
la habitación debe oscilar entre 22º y 25º; la del agua entre 35º y
37º. Basta con llenar la bañera 10 centímetros de agua.
La
mayoría de los bebés disfrutan del momento del baño, pero no es de
extrañar que llore o se muestre desinquieto, puede que su temperamento
cuente con una menor tolerancia a los cambios.
Lavar la cabeza antes que el cuerpo, siendo más práctico. Tener en cuenta que los geles de baño sean adecuados a su pH.
Encontrarnos relajados o relajadas a la hora de bañar a nuestro bebé, transmitiéndole esta sensación.
Después del baño La
absorción de la piel aumenta después del baño, por ello se recomienda
que sea el momento adecuado para aplicar a nuestro bebé todo lo
necesario para su piel. Su piel se sentirá suave y protegida de agentes
externos sintiéndose el bebé confortable y con un mayor bienestar.
Este
momento puede ser aprovechado por los padres para realizar suaves
masajes corporales al bebé, haciendo que se relaje para que
posteriormente concilie el sueño más fácilmente; convirtiéndose en una
forma de comunicación entre ambos.
A la mayoría de los bebés les
encanta el contacto físico, el masaje puede ser parte de la rutina
diaria antes de que le pongan su ropita.
Cinco hábitos de aseo diario obligatorios1. Cepillarse y mantener limpio el cabello El
cabello, al igual que el resto de la piel, se ensucia con mucha
facilidad debido al polvo del ambiente y las secreciones del cuero
cabelludo. Por eso, es importante lavarlo con frecuencia y cepillarlo
diariamente para estimular la salud capilar y mejorar su aspecto. Se
trata de unos de los hábitos de aseo diarios más elementales que el niño
deberá aprender tan pronto como adquiera las habilidades motoras
básicas. Al inicio ni siquiera es importante que el niño se cepille o
lave bien el cabello ya que se trata de un ejercicio que requiere
entrenamiento. Lo esencial es que concientice las ventajas que le
reporta este sencillo hábito de higiene personal, mientras lo ayudas a
obtener mejores resultados.
2. Lavarse las manosSe
trata de unos de los hábitos de higiene diarios más importantes pues
basta para prevenir enfermedades como la tuberculosis, la neumonía, el
cólera, la influenza y las infecciones gripales. Ten en cuenta que las
manos son la principal herramienta de trabajo de los niños por lo que es
usual que las pasen por superficies contaminadas y luego, cuando se las
llevan a la boca o a los ojos, trasladan en ellas las partículas
infecciosas que pueden enfermarlos. De hecho, las estadísticas indican
que los niños que se lavan más las manos enferman menos que los que no
tienen este hábito. Por eso, cuanto antes le enseñes a lavarse bien las
manos, mejor. Eso sí, es importante que aprendan a lavárselas durante al
menos 30 segundos, sobre todo después de jugar, ir al baño, toser o
tocar superficies sucias.
3. Limpiarse y cortarse las uñas Mantener
las uñas bien cortas y limpias es una garantía de salud. Básicamente,
debajo de las uñas se acumulan las bacterias y virus procedentes de las
superficies que los niños tocan constantemente. Por eso, mientras más
cortas, menos probabilidades habrá de que alberguen suciedad. Aunque más
allá del tamaño, también es esencial mantenerlas limpias. Y cuanto
antes le enseñes esto a tu hijo, mejor. Si es mayorcito puedes enseñarle
a que se corte solo las uñas, pero si es pequeño será mejor que se las
cortes tú para evitar accidentes. En cualquier caso, debes enseñarle
cómo mantener las uñas limpias, puedes darle un pequeño cepillo de
celdas suaves para que se las limpie cuando se lave las manos.
4. Cepillarse los dientesIntroducir
el hábito del cepillado dental a edades tempranas es vital para
garantizar una óptima salud bucal en el niño. De hecho, es la única
manera para prevenir muchas de las enfermedades dentales como las
caries, la halitosis y algunos problemas en las encías. Lo ideal es que a
partir de los 3 años ellos solos sean capaces de cepillarse los
dientes, aunque durante los primeros meses necesitarán la revisión
constante del adulto. Es importante que realicen el cepillado desde las
encías hasta los dientes, de manera circular y sin ejercer demasiada
presión para no dañar el esmalte dental. Este ejercicio deberán
repetirlo después de cada comida y antes de irse a la cama.
5. DucharseProbablemente
se trata del hábito de higiene diario más importante ya que mientras el
niño se ducha, elimina de su piel los restos de suciedad e infección.
Ten en cuenta que la piel está expuesta todo el día a los agentes
contaminantes del entorno, a las superficies sucias y a las secreciones
que ella misma produce, como el sudor y la grasa corporal. Por eso, es
importante limpiarla, al menos una vez al día, para eliminar la suciedad
y las toxinas, permitiendo que los poros transpiren mejor. Se trata de
un hábito que ayuda a prevenir enfermedades como la gripe, la sarna y el
acné, a la vez que mejora la apariencia personal y la sensación de
bienestar en el niño.
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